miércoles, 17 de febrero de 2010

Capitulo 1


Atrás. (Introducción)

POV Jackie

Cerré los ojos. Atrás quedaban Florida, Chicago y Nueva York. Atrás quedaban risas, nuevos lugares y nuevos recuerdos. Atrás quedaba nuestro viaje de estudios. Inhale aire profundamente. América olía bien. Su olor recordaba a mantequilla recién hecha. Sonreí. Empuje el carrito con mis maletas verde manzana y penetre en el bullicioso aeropuerto de Nueva York. Iba la última de la fila. El profesor Calaway nos aminoraba el paso. Mascullaba que íbamos a perder el avión.

Dejamos las maletas en la cinta transportadora y recorrimos apresuradamente el aeropuerto de la gran manzana. Cuando por fin llegamos a nuestro destino, me asomé a una de las ventanas. Un flamante Boin737 nos llevaría de vuelta a casa.

-Me parece increíble que tengamos que apagar los móviles-protestaba Katleen London mientras apagaba su IPhone 3G.

-Manténlo encendido si quieres que nos estrellemos imbécil-le indico Agatha Kenshington, hermana mayor de mi mejor amiga. Katleen solo puso cara de asco y guardo el móvil en su bolso de Prada.

-Oh, mirad chicas Rudolph a venido a vernos por Navidades anticipadas- se burló Katleen refiriéndose a la nariz extremadamente roja de Agatha por la alergia. Las tontas de sus amigas ,Dior y Paula, rieron como ratas. Pero Agatha no se dejo intimidar, al contrario sonrió y saco un bolígrafo negro del bolsillo.

-Rudolph manda saludos a Katleen Zorra Uni-ceja - contestó ella sonriendo. Automáticamente , Dior sacó un espejo de su bolso y se lo pasó a Katleen, que se busco algún inexistente pelo en su perfecto rostro muy asustada. Cuando comprobó que la perfección le seguía representado, tiro el espejo al suelo y miró a Agatha enfadada:

-¡No soy uni-ceja!- masculló. Fue entonces cuando Agatha utilizó el boli para pintarle entre las dos cejas un feo manchurrón. De un tirón, Katleen le arrebató el espejo a Dior de las manos justo cuando esta lo recogía del suelo. Al ver su reflejo, soltó un chillido y se metió la primera en el avión seguida de sus amigas, seguramente, el baño estaría ocupado hasta que ellas consideraran lo contrario.

Fui una de las últimas en entrar al vuelo 673 de American Airlines, detrás de mi amigo Roger McKenzie. Me paré unos segundos mochila en mano mientras Roger caminaba en busca de su sitio, mire mi billete. Asiento C fila trece. Levanté la mirada y busqué mi lugar. Fila 17, 16,15,14 y 13 parecía que los tres asientos estaban libres.

-Venga, no te tires todo el día Jaquelline- me apresuró Ellie, la hermana de Agatha. Miré hacía atrás. Yo solita había formado un pequeño gran atasco. Torpemente, me acomodé la mochila y puse rumbo a la fila.

-¿Qué sitio te ha tocado?-le pregunté a mi mejor amiga cuando intentaba esquivar a Mark Davies, que colocaba bien su portátil en el estante para equipaje de mano superior.

-Fila 7 asiento A-dijo mientras se tragaba una chuche de regaliz. Estiro su cuello adornado con un collar de pinchos para ver mi billete, su expresión se volvió algo triste pero en seguida fue

-No importa, ya hablaremos cuando lleguemos ¡tenemos toda la vida por delante!

Le sonreí. Así era Elisabeth Kenshington, mi mejor amiga. Una chica realmente encantadora y simpática envuelta en unas ropas de lo más punk. Era como el mejor de los regalos envuelto en un lazo negro con carabelas.

-Este es mi sitio- susurré cuando llegamos a la fila 13. Con cuidado, me descolgué la mochila del hombro y abrí el porta-equipajes de mano, la metí dentro y me volví hacia Ellie.

-Hasta luego- se despidió- el viaje va a ser aburrido sin tí.

-Siempre te quedara el punk- le recordé. Ella asintió mientras se colocaba los cascos de su MP4 adornados con imágenes de notas rotas.

-Siempre-coincidió, luego me saco la lengua y paso a mi lado con cuidado para no dar a nadie.

Volví a suspirar ,no parecía haber nadie de Hathbourne por aquella zona de el avión. Un hombre leía el periódico, otro dormía, un grupito de tres ancianas habían empezado a coser punto de cruz y una mujer dormía.

Al menos habría silencio.

-Hola- me saludó un niño que estaba en la fila 13, no lo había visto, debía tener unos ocho o nueve años y no llegaba al respaldo del asiento. Por eso no lo había visto antes.-Me llamo Mike ¿Te sientas aquí?

Asentí con una sonrisa.

Al final no iba a haber tanto silencio después de todo.

-Si. Tengo el asiento C.

-Es este- dijo señalando un asiento contiguo al suyo, junto a la ventana.

-Gracias-le dije mientras se apartaba para dejarme pasar.-Eres todo un caballero.

-No hay de que...

-Jacquelline -le dije- Me llamo Jacquelline pero me gusta que me llamen Jackie.

-No hay de que Jackie- completó sonrojado.

-¿Te gustan los dinosaurios?- inquirí observando el libro que reposaba en su regazo.

-Si-reconoció-La verdad es que me encantan. Aunque pensarás que es un rollo algo friki.-Supuso algo cabizabajo.

Negué con la cabeza.

-Al contrario- le negué- Me parecen fascinantes, a mi primo Gelan le encantan ¿Cuál es tu favorito?

-El velociraptor,es veloz y ágil- recitó con orgullo.

-¿Quién te lo regaló?- me atrevía a preguntarle.

-Mi padre la última vez que fui a verle a Europa- después me aclaró- Están divorciados, mi madre vive en Nueva York y mi padre en Londres. Voy a ver a mi padre cada tres meses , viajando solo en avión rumbo a Londres.

Sentí lástima. ¿Cómo podían mandar a un niño tan pequeño a cruzar el mayor de los charcos cada tres meses?

-Tengo una idea-le dije. Acto seguido salí al pasillo, cogí mi mochila del portaequipajes y saqué una baraja de cartas- Así no nos aburriremos durante el viaje.

El sonrió. Cogió mi mochila y la puso en mi asiento. Dirigí mi mirada a la fila 7 justo cuando Katleen sus amigas salieron del baño. Estaban pomposamente perfectas. Pasaron a mi lado sin inmutarse de mi presencia.

De repente, interrumpieron su elegante andar de pasarela con un agudo y chirriante grito.

-¡No!¡Jamás!-grito Katleen.

-¿Qué pasa?-preguntaron alarmadas Paula y Dior.

-Me ha tocado sentarme con la loca asesina de Agatha.

Por el momento todo el avión estaba pendiente de ellas.

-¡Señorita Pozze!-gritaron Paula y Dior.

-¿¡Pero que jaleo es este!?-rugió la señorita Pozze, directora del instituto, imponía respeto a todos.

-¡Exijo que me cambien de sitio!-las perfectas facciones de Katleen se estaban hinchando ferozmente. No convenía hacerla enfadar, todos lo sabíamos.

-¿Por que si se puede saberse?-inquirió Pozze.

-¡Me ha tocado con la loca de Agatha Kenshington!-gritó más asustada que indignada.-¡Moriré antes de aterrizar!

La señora Pozze rio antes de poner de nuevo una expresión seria.

-Haga el favor de sentarse en su sitio y callarse, ese no es motivo de escándalo. Y en cuanto a usted...-dijo volviéndose a Agatha con una sonrisa- Por favor no mate a la señorita London durante el viaje.

Agatha le devolvió la sonrisa y le contestó:

-Tranquila jefa, no la mataré durante el viaje-nadie se sorprendió de que una alumna llamara cariñosamente "jefa" a su estricta directora, pero ella era Agatha Kenshington, la chica más rebelde y con mejores notas de todo Harthbourne. Al ver que Pozze alzaba una ceja algo escéptica, añadió-¡Pero que bien me conoce directora Pozze! Esta bien, prometo no matarla antes de que el avión despegue.

Se escucharon risas provenientes de toda la clase turista del avión. Me giré sobre mi misma, Agatha me saludo desde 3 filas atrás, y cuando se aseguro de que nadie la veía me enseño ambas manos.

Los dedos cruzados. Típico.

-Bueno señoras y señores, préstennos unos minutos de su atención-pidió una de las azafatas mientras Katleen se sentaba a regañadientes junto a Agatha, que miraba a la azafata con una pícara sonrisa en los labios, Katleen lo iba a pasar muy mal durante aquel largo vuelo-Ahora, por favor, pedimos que se coloquen en sus asientas. Justo encima de sus cabezas se encuentran los indicadores que les mostraran cuando tienen que ponerse el cinturón, debajo de sus asientos encontraran unos flotadores salvavidas individuales..

La azafata fue interrumpida por un estrépito. Todos miraron al pasillo de entrada del aeroplano.

-Lo siento mucho...-se excusaba un chico pelirrojo de grandes ojos marrones con unos cascos plateados colgando del cuello. Era guapo-...es que se ha formado un atasco increíble cerca del Central Park y no he podido llegar antes.

Otra de las azafatas le tendió la mano y él le dio su billete. Mientras le daba las indicaciones me fijé en Katleen, que parecía haberse olvidado de Agatha y estaba con los ojos fijos en el recién llegado.

-Es aquí.

-Gracias.

-No hay de que.

Esas palabras sonaron muy cerca, quizá demasiado.

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